Las experiencias se pueden diseñar

Nos adentramos en la era de las "Experiencias", las emociones, las sensaciones,... los productos, los servicios se experimentan.
''...Las empresas tradicionales apelan en su publicidad y estrategia de relaciones públicas a calidad, precio, fiabilidad, garantía, servicio…
''...Otras como Coca Cola, Adidas, Guinness, Nike, Apple, BMW, Ikea, Yahoo!, Amazon, Lego, Disney juegan con otros factores: sensaciones, sentimientos, emociones… el servicio o el producto se rodean de un halo especial y diferente, algo original, memorable e intangible...''
''...Hay marcas que se convierten en religiones...

'' Muy 'marketero' pensarán algunos, o qué onda, por qué tan vendido al sistema, al consumo... No pienso criticar un planteamiento en ese sentido, tan sólo traer a la pantalla una forma de insertar la profesión del diseñador en la vida laboral, y más aún, cómo llegar ante un cliente a presentarle este panorama de posibilidades, que sin lugar a dudas genera diferenciación y un nivel de desarrollo superior con el que tradicionalmente convive.
Plantean algo que he venido escuchando hace tiempo, la calidad ya es algo que no se espera, DEBE ESTAR, así de simple. Entonces, cuando se alcanzan niveles de calidad y precio muy estandarizados lo que sigue es pensar en la experiencia del usuario, de generar un entorno donde lo pase bien, ajustado a su estilo de vida y a las espectatvas de éste.
Hay algo que no puedo dejar de mencionar, muy vinculado con la similitud de la oferta que existe al pensar el negocio de la manera 'tradicional', puesto que en algún momento -como lo señala el diseñador Marcelo Álvarez- ''llegará y se convertirá en un “commodity” esto quiere decir que su oferta será igual a la del vecino, se venderá igual que el resto, lo que generará un estancamiento en su negocio... Las consecuencias apreciables: sus clientes decidan su compra por precio y no por otros elementos, ese es el paradigma reinante en Chile...''
En la práctica, y en base a algo similar que comentábamos con Marcela, eso es lo que nos ha pasado cuando cotizamos un proyecto de mobiliario, puesto que por algún motivo en particular nuestros clientes tienen en la mente ese 'chip', el de ver un objeto, capaz de ser comparado con otros existentes en el mercado, pero no ven más allá hacia el nuevo entorno que le ofrecemos, siendo que lo primero que expresan cuando ven instalado el proyecto es algo relacionado con sus emociones, traspasando la barrera del mueble en sus atributos físicos o estructurales, situación que no tiene comparación cuando ven otros 'muebles' que ofrece el mercado.
La labor a simple vista será introducir en la mente del cliente un concepto que lo acerque a la generación de ambientes, ya sean de descanso, de estudio, relajo, etc. donde el mueble es una herramienta dentro de este espectáculo de sensaciones... muy similar a ir a ver una obra teatral, o al entrar a un bar o pub, donde todo es parte de la sensibilidad, y que puede actuar de manera positiva o negativa dependiendo del receptor.
Como diseñador me compete estar atento a los sentidos que pretendo estimular, y ahí es donde la innovación marca la diferencia entre ser un fabricante de objetos y un diseñador de experiencias.

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